Piden concientizar sobre la contaminación sónica automotriz
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Diversas organizaciones establecidas en países como Alemania, Suiza y EEUU han señalado sistemáticamente la necesidad de que la industria automotriz mundial se convierta en un factor que ayude a luchar contra los altos niveles de contaminación sónica que ahora se registran en los grandes centros poblados.
“Hay mucha preocupación por los vehículos de bajo consumo y por los vehículos con motores de bajas emisiones (LEV, por sus siglas en inglés), ultra bajas emisiones (ULEV) y cero emisiones (ZEV), pero la posición en relación con el ruido y sus efectos es ambigua”, dicen en Alemania.
Los grupos ambientalistas consideran que para la industria automotriz “el ruido es una causa y no una consecuencia”.
Estos grupos estiman que para los fabricantes de autos y motores que hoy se preocupan en producir motores eléctricos o híbridos “el silencio en el funcionamiento es consecuente y proporcional al buen diseño, pero no es un efecto pretendido en su diseño”.
Algunos grupos acusan a la industria automotriz de no fomentar en sus clientes “la cultura de no generar ruido”, describiendo situaciones como las de “ingenieros de sonido especialmente contratados a un alto costo para producir sistemas de escape que hagan un ruido mercadeable”.
En ciertos círculos consideran que “sería menos costoso diseñar vehículos para que no hagan ruido, que para hacer un ruido predeterminado”.
Las críticas se extienden a la industria del deporte.
“Se habla de que las carreras ruidosas atraen más personas, pero no se toma en cuenta de que con eso también se hace apología al uso de carros de uso cotidiano voluntariamente ruidosos por parte de aquellos que insisten en pensar que las vías públicas son una pista de carreras”.
Al tocar el tema deportivo, los especialistas dicen:
“En países como Alemania, Austria y Francia, las carreras deben respetar normativas en cuanto a la cantidad de decibeles que generan los carros”.
Muchas legislaciones incluyen normativas para atacar la contaminación sónica, pero en entornos como el latinoamericano estas no se cumplen.
Entre los elementos señalados están “gran cantidad de accesorios after-market diseñados expresamente para subir el tono del ruido que hacen el escape, las ruedas y otros componentes del carro, incluso a sabiendas de que esos ruidos superan los niveles en decibelios especificados por muchas legislaciones mundiales”.
Algunas empresas son señaladas por su “conducta deliberada” al invitar a sus clientes a convertirse en conductores “socialmente incorrectos”. El ejemplo más claro es el recién presentado Chevrolet Camaro del 2018, que entre sus accesorios incluye un botón que activa los frenos delanteros para permitir a su conductor hacer el “burn out”, es decir, acelerar estáticamente con la sola intención de hacer ruido y arrancar humo de sus ruedas traseras.
“¿Es realmente necesario ofrecer a la venta estas incitaciones?” preguntaron en EEUU.
Los críticos no solo consideran al ruido generado por el escape de los carros como contaminantes, sino que extienden el concepto a todos los elementos que forman un automóvil, como “cauchos, sistemas de sonido, alarmas antirrobo y demás”. Al citar estos elementos, algunos sugieren medidas como “sistemas que impidan usar el equipo de sonido del carro cuando éste tenga sus ventanillas bajadas, o sus puertas abiertas”.
La contaminación sónica es citada por los médicos como un importante factor a la hora de evaluar la calidad de vida en una urbe metropolitana. Entre los efectos causados por el exceso de ruido se encuentran las molestias, pero también las alteraciones del carácter, las alteraciones del sueño, las consecuencias por estrés y los temas de audición. (Flash del Motor).