El DS que pintó Pablo Picasso
Manuel Mejido era un joven periodista mexicano residente en Francia. En el invierno de 1958 intentó conseguir una gran exclusiva: entrevistar a Pablo Picasso, el genial pintor español que, exiliado por la dictadura franquista, vivía en la Costa Azul.
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Sabiendo que Picasso era muy reacio a conceder entrevistas, el joven e intrépido Mejido eligió una estratagema. Se presentó en la puerta de “La Californie”, la célebre villa del Maestro en Antibes en nombre del “Centro Republicano Español de México”, organización que ayudó a emigrar y acogió a innumerables exiliados españoles en aquel país. Pablo Picasso, que era un reconocido defensor de la república española, consintió la entrevista.
Para llegar hasta la Costa Azul, Mejido consiguió que le prestaran un flamante DS19 de color azul con el que se presentó en compañía de algunos amigos de Picasso. Este se mostró sorprendido por el entusiasmo de su joven visitante que afirmaba haber sido enviado a Francia para entrevistarle por españoles exiliados en México.
Durante la entrevista, Picasso se ausentó un par de horas antes de volver para hablar de política y de arte. “Nunca he dejado de soñar ni de pintar”, explicó entonces el pintor al periodista, y le invitó a seguirle. Delante de sus ojos, aparecieron “Las guirnaldas de la paz” pintadas… ¡en el lateral del DS!
La obra representaba una familia, unas flores y un árbol. Ante la mirada del sorprendido periodista, Picasso firmó su obra en uno de los guardabarros.
La escena fue fotografiada por uno de los presentes y, todavía hoy, Mejido conserva numerosas fotos del DS, de Picasso y del grupo de amigos que asistieron al insólito “happening” artístico.
A su vuelta a París, Mejido compró el DS por 1.000 dólares y lo revendió, en seguida, a una galería de arte parisina por 6.000. Desde aquel momento, la pista del coche se perdió y el periodista supone que debe seguir en manos de algún coleccionista privado.
Las imágenes de aquel DS fueron enviadas a Josep Palau i Fabre, amigo del pintor y director de la Fundación Picasso de Barcelona, que confirmó la autenticidad de las fotos y de la pintura. Incluso Rafael Inglada, biógrafo de Picasso, declaró que la foto del coche está efectivamente tomada en el palmar contiguo a la villa “La Californie”.
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